Con esa frase empezamos la misa de hoy, luego empezó a hablar de la importancia de las cosas materiales, es decir, ninguna, que le damos mucha importancia a esas cosas cuando deberíamos darle a otras como la familia, los amigos, que deberíamos ser personas y preocuparnos de cómo somos y no de cómo somos ante los demás.
El padre Rayo nos dice que para poder vivir como personas de bien, hay que vivir amando.
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